Como podemos tener expectativas + sostenibles
- Raquel Gaudim
- 6 may 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 27 jun 2024
- "Maestro, me gustaría mucho más si mi mujer fuera de otro modo" - lamentó el discípulo.
Y el Maestro le contestó:
- Recuerdo que un día, durante un viaje que hice en barco, mientras contemplaba una puesta de sol en el mar, le dije a una pasajera que se encontraba a mi lado, apoyada en la barandilla: "¿No es precioso?”
- “Sí, bueno...", me dijo ella a disgusto. "Pero, ¿no cree usted que estaría mejor con algo más de rosa a la izquierda?"
Anthony de Mello

Es indudable que tener expectativas y cierto nivel de exigencia sobre un@ mismo@, sobre los otros y sobre el mundo, es un motor eficaz hacia la mejora, el aprendizaje, el crecimiento y el desarrollo de todas nuestras capacidades. Así que, ¡enhorabuena a todas las personas que somos exigentes y esperamos el mejor!
Pero, ay.... ¿qué pasa cuando estas expectativas son irreales, exageradas e insostenibles?
Pues pasa que vivimos instalad@s en la insatisfacción y la frustración eternas, alejad@s de la realidad, incapaces de valorar y disfrutar de todo lo que nos regala la vida.
Además del sufrimiento propio que supone una valoración negativa constante de nuestra realidad, está demostrado que aquellas personas que afrontan los retos con una actitud pasiva y pesimista, consiguen sus objetivos con más dificultad que las que lo hacen desde el optimismo y la confianza. En los años 70, el psicólogo Robert Rosenthal y la directora de escuela Lenore Jacobson estudiaron cómo las expectativas de los propios docentes afectaban los resultados de sus alumnos. Es el llamado efecto Pigmalión.
Así pues, como podemos tener y mantener nuestras expectativas y exigencias dentro de unos límites sostenibles y saludables para nosotros mateix@s y por nuestro entorno?
ACEPTÉMOSLO: NO EXISTEN LAS PERSONAS PERFECTAS: si miramos con detalle todo nuestro alrededor, descubriremos que la perfección en realidad no existe. Ni siquiera la natura es perfecto. Por lo tanto, buscar la perfección es buscar aquello imposible e irreal. En ninguna parte de la perfección, que es una idealización de nuestra mente, centrémonos en buscar la excelencia, es decir, la mejor versión posible teniendo en cuenta las circunstancias reales
PLANTEÉMONOS RETOS MOTIVADORES, REALISTAS Y OBJETIVOS: hace falta que no nos pongamos el listón ni demasiado alto ni demasiado bajo. La clave es el punto medio: plantearnos metas que nos motiven, por lo tanto, que supongan cierta dificultad, pero no tanta como para desmoralizarnos ni tan poca como para aburrirnos
VALOREMOS HONESTAMENTE TODOS LOS ASPECTOS: miramos la realidad tal y como es, teniendo en cuenta y valorando con la misma relevancia los puntos positivos y los negativos, sin exagerar ni generalizar las carencias, los errores y los fracasos, y teniendo en cuenta que estos forman parte del proceso de mejora y aprendizaje
CUIDEMOS NUESTRO LENGUAJE: no es lo mismo decir "tengo que" o "tendrías que" que "querría que" o "me gustaría que". Así que tengamos cuidado con las palabras que utilizamos en nuestra comunicación, tanto interna como externa
ACTIVEMOS NUESTRAS MOTIVACIONES INTERNAS: desde un lenguaje amable y respetuoso hacia nosotros mism@s y hacia los demás, podemos despertar nuestra automotivación interna, que es el motor que nos empuja a esforzarnos para hacer aquellas cosas que nos importan de verdad. Como dice el Dalia Lama: "La verdadera disciplina no se impone. Solo puede venir de nuestro propio interior"
DEMOS VALOR A LAS METAS CONSEGUIDAS: si hiciéramos un listado de todas las cosas que hemos conseguido en la vida (y las recordáramos todas) seguramente necesitaríamos mucho tiempo y papel. Desgraciadamente, no acostumbramos a tenerlas en cuenta, las pasamos por alto, las damos por hechas. Es cierto que hay cosas que no nos han salido bien y que no son cómo querríamos, pero también es cierto que hemos conseguido superar muchos obstáculos, y algunos muy difíciles. Démosles su valor. Agradezcámonos y felicitémonos por haberlo conseguido, y hagamos lo mismo con las otras personas que nos rodean!

Raquel Gutiérrez Noguera
psicóloga COPC 14876
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