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5 ideas y un cuento para cambiar el mundo

Actualizado: 27 jun 2024

Hace unos meses pude ver y escuchar en vivo y en directo a una mujer que admiro profundamente desde hace muchos y muchos años. Jane Goodall es una primatóloga y activista incombustible de 85 años que viaja por todo el mundo despertando conciencias y generando empatía para proteger y curar este maravilloso planeta azul.


Su mensaje es claro y contundente: “Estamos destruyendo esta joya de planeta. Niños y adolescentes se sienten deprimidos en todo el mundo porque estamos destrozando su futuro. Los estamos dejando sin futuro”.


Y es que… es un hecho que sufrimos una desconexión enfermiza entre el hombre y la naturaleza, entre nuestra ambición y nuestras necesidades vitales, entre nuestra razón y nuestras emociones, entre nuestro cerebro y nuestro corazón. Pero solo cuando los dos trabajan en armonía, podemos desarrollar nuestro mayor potencial como seres humanos.


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Todos estamos interconectados. Nos necesitamos los unos a los otros para hacer las cosas mejor.


Pensar que no podemos hacer nada para cambiar el mundo porque no está en nuestras manos es fácil, es cómodo y, además, es falso.


Cada uno y cada una de nosotros podemos poner nuestro granito de arena, y entre todos y todas, hacer la playa entera. ¿Cómo? Aquí tengo 5 propuestas con las que puedes empezar a marcar la diferencia:


1- Desarrolla el pensamiento crítico. Pregúntate: ¿Cuáles son las consecuencias de tus elecciones cada día? ¿Este producto o servicio es más barato gracias a la explotación infantil? Realmente lo necesitas? ¿Hay sufrimiento animal en la carne que compras? ¿Se destruye la naturaleza con lo que usas? ¿Existen alternativas más sostenibles y sensibles?


2- Haz un consumo más consciente y responsable. Desarrolla tu creatividad para consumir sin generar plásticos desechables y comparte tus ideas innovadoras. Practica las 3R: Reduce, Reutiliza y Reclicla más.


3- Cambia el mundo a través de la educación. Todas las personas somos, en más o menos medida, agentes educativos en acción. Actúa como modelo a seguir. Cómo decía Gandhi “sé tú el cambio que querrías ver en el mundo”, ayuda los otros a crear un mundo mejor y sobre todo, estimula la curiosidad, el respeto, la sensibilidad, la responsabilidad, la generosidad y el amor en los niños, así es como se convertirán en grandes personas.


4- Aprecia la naturaleza, acércate a ella de mil y una maneras diferentes: visítala a menudo, hazte un huerto a casa, adopta un animal de compañía, implícate en iniciativas y proyectos de protección y conservación del medio natural. La naturaleza es nuestro hogar y nuestra gran maestra. Todos los seres vivos (plantas y animales) tienen su función, todos son inteligentes. Todos tienen su sensibilidad y sus emociones. Fíjate, por ejemplo, en todo el aire puro que nos ofrecen los bosques maravillosos que nos rodean, la función polinizadora de las abejas o cómo hemos enseñado las ratas africanas a localizar minas antipersona...


5- Cambia el mundo desde la acción local. Otra forma de hacer un cambio real es a través de actividades sociales dentro de tu entorno más próximo: caminatas o carreras solidarias, voluntariados para asociaciones sin ánimo de lucro, mercados de segunda mano, bancos del tiempo, etc. ¡Las ideas son inagotables!


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Y además, un cuento precioso de Gabriel García Márquez que te encantará:


“Había una vez un científico que siempre estaba cerrado en su laboratorio mirando de resolver los problemas del mundo. Un día, su hijo pequeño fue a buscar su padre para jugar con él, pero el padre, tan obcecado como estaba, no tenía tiempo para juegos. ¡Tenía que arreglar el mundo!


Después de la insistencia del niño, el padre encontró un mapa del mundo en una revista y lo cortó a trocitos, pensando que con aquel rompecabezas podría tener a su hijo entretenido durante días, puesto que el niño no conocía el mundo. Pero en menos de dos horas, el pequeño ya lo había acabado.


El padre, perplejo, preguntó a su hijo cómo lo había hecho, si no conocía el mundo...


Y él hijo le explicó: “Padre, cuando has cortado la hoja, en la otra cara había un hombre. Como yo conozco al hombre, he girado todos los papelitos. Cuándo he arreglado al hombre, le he dado la vuelta y había arreglado el mundo”.


Raquel Gutiérrez Noguera psicóloga COPC 14876


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