LA METÁFORA DEL FARO
- Raquel Gaudim
- 1 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 jun 2024
Si necesitas unos momentos de paz y serenidad, esta relajación guiada junto con una pequeña reflexión posterior, te pueden ayudar:
Cierra los ojos, enfócate en la respiración y realiza tres ciclos de inspiración-expiración profundas para liberar la tensión de tu cuerpo.
Empieza a visualizarte dentro de un barco que se encuentra a la deriva en medio de una gran tormenta. Hay rayos seguidos de truenos ensordecedores, y unas olas gigantes amenazan con hundir tu barco. No paras de moverte y de mojarte.
Te encuentras sola, totalmente perdida y no sabes qué hacer. No puedes comunicarte con nadie. Únicamente puedes cogerte con fuerza el mástil del barco para no salir disparada en cualquier momento. Te cuesta mucho. Te hacen daño las manos. Tiemblas. Hace frío, estás cansada y no sabes cuánto de tiempo más aguantarás.
De repente, ves una luz borrosa al fondo. Como puedes, con las fuerzas al límite, llegas al timón y pones rumbo hacia ella. Almenos, ahora ya te puedes dirigir a algún lugar. A medida que te acercas, la luz se vuelve más clara y te das cuenta que es un faro. Hay tierra firme. ¡Por fin estás segura!

Foto: Faro de Cavallería (Menorca, junio 2019) @casaemocional
¿Cómo te has sentido?
Probablemente al principio te han invadido emociones como el miedo, la soledad, el abandono, la impotencia y la frustración, especialmente abonadas con todo tipo de pensamientos negativos y catastróficos.
Pero la cosa cambia radicalmente en el momento en el que ves la luz. Un nuevo interés capta tu atención, dejando en un segundo término la situación negativa que estás viviendo y sientes calma, descanso y respiro… sabes que en breve, estarás mejor.
Pregúntate: En los malos momentos, ¿cuáles son “los faros” que te mantienen conectada con la esperanza?
Raquel Gutiérrez Noguera
psicóloga COCP 14876
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